Jugar con sus amigos a saltar del tren cuando este comenzaba a partir, ayudar a los pasajeros a trasladar sus equipajes a cambio de propina, parar a comer tortillas con mariscos con su padre cuando iban a Curanilahue, sentir el viento en su cara cuando sacaba la cabeza por la ventana o percibir la diferencia del sonido de la locomotora cuando el tren pasaba por túneles, son sólo algunos de los muchos recuerdos de su niñez, que Arturo Vergara Sánchez vincula con la estación y que atesora con gran cariño.
La Estación Lota fue construida en 1988, formó parte del ramal Concepción – Curanilahue y fue fundamental para el desarrollo de la industria carbonífera y de la ciudad. Arturo señala que cuando comenzó la explotación de la mina, el plato típico de los mineros era la “sopa de pan”, la cual se hacía en base a pan añejo. Luego, con la llegada de más trabajadores foráneos y en especial mapuches, se reemplazó el pan por harina tostada. En cuanto a la estación, la recuerda como un lugar emblemático y pintoresco, lleno de cultura y con un gran valor patrimonial para el país.
El servicio de pasajeros fue suspendido durante la década de 1970 pero las líneas férreas siguieron siendo utilizadas por trenes de carga hasta el momento de la visita. En un inicio, el antiguo edificio se utilizó como la Casa de la Juventud de Lota, pero el 26 de marzo de 2010, éste fue destruido a causa de un incendio. Al costado de donde se encontraba, había una vieja locomotora oxidada y en el resto del sitio, precarias construcciones habitacionales donde vivían personas en situación de calle. En todo el recinto había mucha basura y escombros y la percepción de inseguridad era alta.
Desde 2017 existen planes para que el servicio de Biotrén se extienda de Coronel hasta Lota y se espera que esté operativo en 2023. Para Arturo, esto sería fantástico y agrega que le gustaría que la nueva estación se construya en el mismo lugar y respetando el mismo diseño arquitectónico de la original.