Mariano Bay Espinoza ha vivido toda su vida en Llolleo y es autor del libro “El ferrocarril a San Antonio de las Bodegas”. Relata que la estación Llolleo, al igual que muchas otras de la región, se construyó a partir del trueque entre el dueño de una hacienda (Chiñihue, ubicada a las afueras de Melipilla) con la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE). El hacendado aportó materiales para la construcción de la línea ferroviaria, con la condición de que se construyese una estación al interior de su hacienda. La estación se inauguró en 1910 y, a partir de ésta, nació y se desarrolló la localidad de Llolleo.
Desde sus inicios, Llolleo fue reconocido por la belleza de sus playas y paisajes naturales, constituyéndose como uno de los principales balnearios de la zona centro del país durante el siglo XX. Su nombre proviene de la españolización del término mapuche “llollewe” (lugar de nasas). La cultura Llolleo se caracterizó por su cerámica y, en particular, por el Ketru metawe o jarro pato, cántaro ritual que simboliza la femineidad y es utilizado en la ceremonia del Konchotun.
En 1987 se suprimió el servicio de pasajeros Santiago – Cartagena y en 1990 la estación fue clausurada. Desde el 2001 la Municipalidad de San Antonio se ha responsabilizado de su administración. La antigua bodega funcionó como centro cultural durante un tiempo, en una parte de los patios de maniobras se construyó un supermercado y, el resto del patio, es utilizado de forma irregular por camioneros desde el 2015, lo cual fue confirmado el día de la visita. El edificio de la estación ya no existía y la cabina de movilización seguía en pie, pero bastante deteriorada. A un costado se conservaba el «caballo de agua» y al frente una vieja torre de agua de hormigón. La bodega estaba en pie y al parecer tenía un uso comunitario. Por el recinto sólo pasaba una sola vía ferroviaria y estaba operativa.
Tanto a Mariano Bay como a Aldo Calderón, llolleíno e hijo de ferroviario, les gustaría que la estación volviese a utilizarse con fines culturales, transformando la bodega en un museo, cine, teatro u otra cosa de esta índole. Asimismo, plantean que el proyecto que contempla construir una estación de ferrocarriles intermodal en las cercanías, con el objetivo de optimizar el funcionamiento del megapuerto de San Antonio, debe ser respetuoso con los habitantes y el medio ambiente de Llolleo, garantizando que no afectará la enorme biodiversidad presente en la zona.