El nombre de Longaví proviene del mapudungun “lonko filu” que significa “cabeza de culebra”. Al igual que las estaciones próximas, la construcción de la Estación Longaví permitió unir los Ferrocarriles Talcahuano – Chillán y Angol con el Santiago – Curicó a fines del siglo XIX. En 1904 se conformó la Villa de Longaví y en 1937 se fundó oficialmente la comuna.
Oscar Alarcón nació en Longaví y ha sido vecino de la estación durante toda su vida. Recuerda que cuando niño con sus amigos jugaban a colgarse del tren o a trasladarse por estaciones cercanas durante el día. También, ayudaban a cargar el equipaje de los pasajeros a cambio de propina y algunos de sus amigos hasta construían carretas para esta labor. Cuenta que en ese tiempo el pueblo era más pequeño y la gente más ingenua, el viaje a Santiago demoraba ocho horas y en Longaví se cargaban muchos animales, como gallinas, pavos, chanchos, corderos o chivos, además de otros productos locales, como agua ardiente, trigo y porotos. Para andar en tren todos se ponían sus mejores vestimentas y era habitual que hubiese despedidas muy emotivas en la estación. Causó mucha expectación en el pueblo cuando el tren dejó de ser a carbón y pasó a ser eléctrico, congregándose gran cantidad de habitantes a observar su funcionamiento, ya que varios no podían entender cómo iba a poder andar un tren que no echara humo.
El edificio se incendió posteriormente al cese de funcionamiento de la estación. Don Oscar recuerda que era muy bonito y que tenía tres entradas: la del hall de entrada, la de las boleterías y la de la sala de espera. Además, dentro del recinto había una oficina de control de trenes, una bodega y varios corrales para los animales. Al momento de la visita, ya no había detención en Longaví, pero sí una oficina que controlaba el tráfico de trenes de carga y de pasajeros. Del antiguo edificio ya no quedaban muchos vestigios, sólo algo del radier y de las bases de hormigón de los pilares de madera del andén. También quedaba algo del muro de albañilería con una escalera, que ahora eran parte de una bomba de bencina. También había una construcción de concreto que aparentemente era la cabina de señales. A unos metros del lugar se encontraba un terminal de buses con algunas cocinerías y locales comerciales. A Don Osar le gustaría que se reconstruya la estación y que vuelva a parar el tren en Longaví. Sin embargo, señala que para que sea una alternativa atractiva para sus habitantes, debería ser igual o más rápido que los buses y a un precio similar a éstos. Si no, cree que solo podría ocuparse para el turismo.